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Ni tan viernes ni tan negro: el “Black Friday” en El Salvador

Ni tan viernes ni tan negro: el “Black Friday” en El Salvador

Cada año, desde inicios de noviembre, los comercios publican anuncios por todas partes ofreciendo futuros descuentos en sus productos e invitando a los consumidores a no perder la oportunidad de comprar más barato… Solo en ese mes.

Esta es la forma como ha venido permeando en la sociedad salvadoreña (y en gran parte de Latinoamérica) el tradicional “Black Friday” importado desde los Estados Unidos, fiesta de la que ni siquiera muchos sabemos su origen.

Para muchos, el “Viernes Negro”, que se celebra un día después de Acción de Gracias (otra americanísima costumbre), es en la actualidad ni más ni menos que un producto del marketing para atraer a los consumidores que, en el resto del año, titubearon para comprarse algún artículo. O bien, para crear necesidades con el gancho de los precios bajísimos.

Sobre el origen de esta fecha, todavía no se ha llegado a un consenso. Hay teorías que van desde la supuesta compra de esclavos a bajos precios en Estados Unidos, pasando por la quiebra de un grupo de inversionistas gambusinos en el siglo IX, hasta un tráfico macabro originado en la víspera de un famoso partido de fútbol americano.

Lo cierto es que los salvadoreños, ajenos a todas estas invenciones históricas, hemos venido replicando la costumbre consumista, y no han sido pocas las escenas de colas largas y apelotonamientos en la madrugada cuando las tiendas (sobre todo en centros comerciales) abren al público.

A diferencia del “Tío Sam” (donde hasta llueven puñetazos para hacerse de algún monumental plasma), en El Salvador muchas de las ofertas son pírricas, con descuentos insignificantes. Eso sí, la variedad de rebajas trasciende al comercio tradicional, pues hasta en la venta de chuco o de panes en la esquina, los vendedores no desperdician para enganchar a su clientela con un rotulito: “Aquí también hay ´Black Friday´”.

Otra característica del comercio salvadoreño ha sido, en muchas ocasiones, lanzar ofertas engañosas, con precios supuestamente reducidos en relación a precios previamente inflados para crear el efecto rebaja.

Pero de un tiempo acá, a los comerciantes les ha tocado conformarse únicamente con el “Negro”, pues una reconocida tienda de artículos del hogar se adelantó, cual comprador compulsivo en estas fechas, y registró la palabra “Black Friday” como marca propia. Por ello, ahora solo vemos anuncios del tipo “Black Sale”, “Black Week” y un largo etcétera. 

En los últimos años la Defensoría del Consumidor local se ha preocupado por vigilar que las tiendas no cometan excesos que dañen el bolsillo de los consumidores. El monitoreo de precios ha servido, de alguna manera, para que los comercios no hagan de las suyas.

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